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Peleas entre hermanos: 5 consejos prácticos

  • Foto del escritor: Joanna Lazo de la Vega
    Joanna Lazo de la Vega
  • 16 ago 2024
  • 6 Min. de lectura

Las peleas entre hermanos es una de las preocupaciones más comunes que llegan a consulta como familia. Y siempre es un tema de nunca acabar.


Y ¿adivina qué? Esto no acabará. Las peleas, discusiones, altercados o malentendidos no acabarán.


¿Por qué nunca acabarán? Porque una de las maravillosas funciones de tener hermanos es enseñar habilidades sociales.

Sí, los altercados entre hermanos son NORMALES y son SANOS. Sin embargo, es absolutamente necesario que los padres intervengan (con regulación) por lo menos los primeros años de vida con el fin de que los hijos aprendan cómo gestionar estos conflictos.

Las peleas físicas (jalar, morder, arrebatar, empujar, pellizcar, etc) eventualmente y con el tiempo son suplidas por discusiones o malentendidos. Así, al paso de los años esperamos que tengan ciertas habilidades sociales necesarias para resolver dichos altercados.



¿Cómo intervengo?

Te explico 4 consejos prácticos para acompañar estas incómodas y molestas situaciones.


  1. NECESITAS ENTRAR EN CALMA

    Primero que nada, respira profundo antes de reaccionar. Antes de echar el grito o la amenaza, respira profundo con unas 3 inhalaciones bien hechas.

    Después piensa: ¿Necesito intervenir? En muchos casos no necesitamos entrar. Ellos necesitan espacio para poder explorar soluciones reales y efectivas para solucionar conflictos. Dales oportunidad de probar soluciones y llegar a acuerdos entre ellos.


  2. En otras ocasiones, debemos intervenir. Si sí intervienes, hazlo con la mayor calma que puedas juntar en tan solo unos segundos. Es importante que, cuando intervengas, tomes el rol de un externo, una GUÍA de la situación, no un juez que toma partido. El objetivo es que tú desde afuera ayudes a que ellos encuentren una solucion juntos (¨Hola chicos, veo que no han podido llegar a un acuerdo. Pensemos ¿qué pueden hacer para solucionar esto?¨) Si entras gritando para que ellos dejen de gritar es incongruente. Si vas a entrar, entra en calma.




2. NO TOMES PARTIDO, NO SEAS JUEZ ¨A ver a ver, ¿qué pasó aquí?¨

¨¡Pero cómo! ¡¿qué le pegaste a tu hermana?! muy mal Juan, ¡¡eso no se hace!!¨


Cuando llegamos a la escena con la intención de escuchar ambas versiones y dictaminar quién es la víctima y quién es el agresor estamos acrecentando el conflicto en lugar de guiarlos a solucionarlo. ¿Por qué? porque cuando ETIQUETAMOS a uno cómo la VÍCTIMA (¨aww, pobrecita. Tu hermano te pegó ¿cierto? ahora lo regañamos¨) tenemos que etiquetar al otro como AGRESOR (Juan, ven acá. ¿que tú le pegaste a tu hermana?. Tú siempre estás pegando, los niños malos son los que pegan. Muy mal) Sí, uno de los hijos termina siendo el culpable, el malo, el que se equivocó y por eso debe ser castigado.

¿Cuál crees que sea el resultado? Las etiquetas, las descalificaciones, la injusticia de no ser escuchado y la impotencia de ser etiquetado genera enemistad, resentimiento, rivalidad, ocasionando una separación entre los hermanos. Esto, obviamente es el EFECTO CONTRARIO de cómo queremos realmente que nuestros hijos se traten. Y finalmente, con resentimiento guardado, será más probable que los altercados se vuelvan a presentar, cada vez más intensos o violentos.


¿Qué pasa con la víctima? Le mandamos el mensaje de que no puede solo, que necesita que alguien le ayude. Alguien que le solucione los problemas y es incapaz de usar su voz para transmitir un mensaje.


Lo que piensan los hijos: ¿Como voy a aprender sobre el respeto si nadie me preguntó ni se interesaron en escucharme? Las etiquetas, los juicios y buscar culpables invitan a que en el futuro el niño mienta y cargue con etiquetas ¨soy mal hermano, lo hago mal¨. Esto a largo plazo merma el autoestima (a mi hermana la aman más).



3. ESCUCHA A AMBOS

Entonces ¿A quién atendemos?

A los 2. A los dos los acompañamos por igual. Los dos necesitan ser escuchados, a

cada uno les está faltando una habilidad y mi función como padre/madre es enseñarles.


¿Recuerdas cuál es uno de los objetivos de tener hermanos? Aprender y practicar habilidades sociales. Por ende, es lo que debemos ayudarles a lograr. Estas son algunas habilidades sociales por aprender: gestionar conflictos, pedir permiso, esperar, tolerancia a la frustración, decir lo que siente, compartir, poner límites, decir que no, comunicación, diálogo y asertividad (transmitir un mensaje de manera amable pero objetiva y clara). Escucha con detenimiento qué te están diciendo con palabras y qué te están diciendo con su actitud frente al problema.Oigan, recuerden que ustedes dos son hermanos y los hermanos son equipo. Ni Juan le pega a María ni María le pega a Juan.

No te gusta que toquen tus cosas ¿cierto? La próxima vez Juan, puedes decirle a María: María no toques mis cosas por favor.¨)



4. ACOMPÁÑALOS EMOCIONALMENTE.

Necesitamos escuchar a ambos. Pero realmente escuchar.

¿Cómo escucho y guío? Validando sus emociones

Escucha a ambos y valida lo que sienten (María, no te gusta que te quiten los juguetes de un jalón ¿verdad? Eso nos enoja. Juan, nos enoja que tomen nuestros juguetes ¿verdad?)


Recuerda que cuando hay un altercado los niveles de estrés aumentan y se segrega una sustancia en el cerebro llamado cortisol. Cuando hay bastante cortisol en el cerebro nos cuesta trabajo tomar decisiones, hablar claro, cortés y directo y sobre todo nos cuesta trabajo encontrar soluciones eficaces. Acompáñalos en la búsqueda de soluciones y aprendizaje, más que imponer castigos y regaños constantes.



5. PIENSA EN TUS PROPIOS PAPÁS

¿Sabes cuál es tu estilo parental que usas en casa? Te ayudo a identificarlo aquí.

¿Te has puesto cómo esto va relacionado? En realidad se relaciona bastante. El estilo parental que usas actualmente en casa está estrechamente ligado con el estilo parental que tus padres tuvieron contigo.

¨Pero ¿cómo, si yo soy completamente lo contrario?¨ Puede ser, y eso también implica que esté sumamente relacionado. El problema no es que quieras o intentes evitar las conductas que tus padres tenían contigo, si no que, al NO comprenderlas, NO empatizar con ellas NI sanarlas, tendemos a repetir patrones de manera inconsciente y podemos irnos al lado completamente opuesto del que podríamos estar. (Por ejemplo, si tus padres fueron sumamente estrictos y la disciplina estricta era rutina en tu casa de la infancia, ahora como padre/madre podrás portarte sumamente sobreprotector o complaciente con tus hijos) ¿Te suena?


¨El pasado es pasado, yo intento hacer lo mejor posible sin meterme en mi infancia y mis padres.¨

Te recomiendo analizar el momento del caos en las peleas entre tus hijos y reflexiona: ¿qué papel estoy tomando yo?:

¿soy el protector? (aborrezco que la gente abuse de otros con desventaja)

¿soy el juez? (me enerva la injusticia y todos deben tener consecuencias)

¿no participo? (la independencia inicia desde pequeños)

¿soy complaciente? (el amor lo aguanta todo)

¿soy indiferente?(al fin de cuentas no me van a hacer caso)

¿me hago de la vista gorda y evito el problema? (expresar mi enojo me incomoda)

¿intervengo de inmediato y castigo por que el adulto soy yo? (la vida es blanco o negro, y todo tiene consecuencias y punto)

Al analizar tu papel dentro de un altercado es más fácil comprender de dónde vienen nuestras necesidades emocionales. Si quieres saber más de las Heridas de la infancia te invito a que hagas el test para darte una idea básica.


Sabiendo de dónde viene aquella reacción te garantizo que es más fácil (y más sano) parar antes de reaccionar, pensar y decidir intervenir de una manera más objetiva y consciente. Así proporcionarás un ambiente más sano y coherente en tu hogar.



FINALMENTE....

Te cuento 4 cosas que NUNCA debes hacer cuando los hermanos se pelean:

  1. Entrar gritando o golpeando (¡Otra vez peleando! ¡Vengan para acá!)

  2. Etiquetar y regañar desde antes sin saber la situación (¡Juan, ¿otra vez le pegaste a tu hermana, verdad?. Muy mal, eso lo hacen los niños malos)

  3. Tomar partido, menospreciar o rechazar a uno por proteger al otro. (Aww, ¿qué te hizo ahora Juan? Te pegó ¿cierto? Vámonos a jugar a otro lado tú y yo, tu hermano no sabe jugar)

  4. Sobornar o manipular a ambos o uno. (¡Ya dejen de pelear! si dejan de pelear vamos a ir por un helado al rato. ¡pero paren ya!)

  5. Ponerlos a pelear (María, ahora pégale tú para que Juan aprenda y sepa lo que duele. Con un buen golpe que le des vas a ver que se le quita lo ¨pegalón¨)


¨Ya intenté esto y no me funcionó¨


Recuerda que el cerebro del niño está en desarrollo y la REPETICIÓN es la clave.

El aprendizaje se crea por repetición e identificando la gestión emocional. Es decir, aprendiendo con la práctica y la escucha activa cómo debemos gestionar nuestras emociones (ahí entramos como papás, guiando y sirviendo de ejemplo)


MUY IMPORTANTE: El objetivo principal de esto que te platico NO es que desaparezcan las peleas por completo y de manera inmediata. Eso es imposible. El objetivo es que aprendamos como familia a convivir con los altercados de la vida social, con las discusiones y problemáticas con las que nos vamos a enfrentar eventualmente y, los hermanos, puedan enseñarnos habilidades para la vida en nuestro campo de práctica (nuestra casa), cómo solucionar problemas y llegar a acuerdos de manera asertiva, respetuosa y coherente.



Escrito por:

Psicóloga Clínica Joanna Lazo de la Vega

Orientada en la psicólogía infantil y adolescente.

Asesora en crianza y desarrollo infantil.



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