Mi hijo tiene miedo ¿de dónde viene y yo qué hago?
- Mtra. Ana Gabriela León
- 24 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 oct 2024

Hablamos de los miedos en la infancia y vienen a la cabeza muchos temores que vivimos de niños. Inclusive, me atrevería a decir que cuando se acercan las fechas de “Halloween” o “Día de muertos” aparecen en nuestra mente los fantasmas, los monstruos, las criaturas extrañas y toda una serie de miedos puestos en el exterior; es decir, en algo tangible. La verdad es que todos estos miedos y criaturas provienen del interior. Nos muestran un poco de lo que vivimos en el mundo interno.
Los seres humanos experimentamos el temor desde diversas perspectivas. Todos vivimos, el miedo, en mayor o menor intensidad. Desde edades muy tempranas tenemos sensaciones corporales que nos recuerdan que el temor es una respuesta biológica a situaciones inesperadas o en donde nos percibimos en peligro. Poco a poco estas sensaciones se van integrando y se van identificando para poder regular la respuesta (huir o enfrentar).
Conforme vamos avanzando en la vida, los temores aparecen de manera natural en el desarrollo emocional. Si nos enfocamos en el desarrollo mental, podemos encontrar que, de acuerdo a cada etapa, naturalmente aparecerá un miedo particular o específico. Por ejemplo, los niños más pequeños temen a la ausencia de sus padres, temen a perder el amor de los mismos y, probablemente, temen a muchas otras fantasías o eventos reales del contexto que les rodea.
Muchas veces preguntamos, como papás, qué hacer cuando nuestros hijos se ven rebasados por el miedo o la angustia que éste genera:
¿Qué hago?
Observar. Observar lo que asusta.
Contener. Contener la emoción
Comprender. Comprender la razón o el por qué se produce esa sensación
Acompañar. Acompañar para poder atravesar ese momento.
“El hombre valiente no es aquél que no
siente miedo, sino aquél que conquista ese miedo”.
Para poder ser adultos que conquisten el miedo y se atrevan a progresar, debimos haber tenido padres que nos contuvieran y nos acompañaran un poco en la obscuridad, en la frustración y en la fuerza para poder atravesar cualquier adversidad.
Si eres papá o mamá, te invito a promover esa seguridad en tus hijos. Permite, que estos pequeños, expresen sus miedos, sus inseguridades. Observa con calma y con mucha inteligencia lo que temen y empuja un poquito esa fuerza que nos invita a crecer, a atravesar ese cuarto obscuro para prender la luz y ver que todo está bien, a caminar por ese túnel que sabes que te llevará a un lugar hermoso. Sé una madre o un padre “suficientemente bueno” según Winnicott o un padre o una madre que le dé forma a estas sensaciones intensas, según Bion. Acompaña y traduce el miedo de tus hijos en palabras y en progresos.
Porque “Con todo y miedo me aviento”, dirían por ahí…
Este artículo fue escrito por:
Mtra. Ana Gabriela León
Terapeuta, orientadora y capacitadora en el ámbito escolar.
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