¿Cómo escapas del dolor de tu infancia? Test
- Joanna Lazo de la Vega
- 8 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Cuando piensas en tu infancia pueden venir recuerdos gratos y no tan gratos.
Todos, absolutamente todos vivimos situaciones dificiles en nuestra infancia.
Dependiendo de nuestras heridas o dolores de nuestro pasado, nuestro comportamiento variará. El cómo nos relacionamos con los demás en la adultez demuestra claramente lo que sucedió en nuestra infancia.

A continuación te presento 6 maneras de relacionarnos con los demás.
Cada una de ellas tiene una letra (A,B,C,D,E,F).
Lee cuidadosamente cada descripción e identifica aquella con la que más resuene tu pasado y presente. Al final, relaciona la letra (o letras) que más resuenen en tu comportamiento.
A
Buscas evitar confrontaciones o daños mayores. Te cuesta mucho trabajo profundizar en las discusiones, prefieres evitarlas. A menudo usas la frase "la vida viene a disfrutarse, no a entristecernos", "prefiero rodearme siempre de gente con vibra positiva, que no hable de sus dolores o se queje de la vida". En la edad adulta puede provocar ansiedad, depresión y abuso de sustancias
B
Creciste en un entorno abusivo, delimitante en cariño o ambivalente en amor. Algunos días había cariño otros no. Quizás algo sucedió en tu hogar o con tus figuras principales que te sentiste abandonada o traicionada. Algo no sucedió como esperabas y esas expectativas se rompieron. Te cuesta trabajo poner límites a los demás y en ocasiones sientes que abusan de tu confianza y "cariño". En la adultez, puedes desarrollar una necesidad crónica de validación externa y tener dificultades para establecer límites en las relaciones adultas.
C
Hoy deseas tener control de lo que sucede a tu alrededor, de tu familia, de tus hijos, de ti misma y de tu agenda. Tanto control buscas que en ocasiones te molesta que las cosas no salgan como pensabas o que la gente no piense como tú. Evitas las críticas o el castigo, te incomoda la retroalimentación.. Esta búsqueda de control constante puede generar estrés crónico, ansiedad y miedo al fracaso.
D
Hoy te culpas a ti mismo por los traumas que viviste para explicar tu mundo caótico. Justificas las conductas de tus padres con frases como "es que yo era una niña muy traviesa, por eso me tenían que corregir con mano dura", "es que mi mamá no fue muy buena esposa, por eso mi papá se fue de la casa", "soy bien malo en las matemáticas, por eso mi mamá me lo decía todo el tiempo", "mi mamá cambió su vida de éxito cuando nací yo, su vida cambió mucho y tuvo que sacrificarse por mi llegada¨ Esta culpa persiste hasta la adultez creando baja autoestima y comportamientos autodestructivos.
E
Creciste en un entorno impredecible o doloroso. En tu hogar siempre había crítica, ausencia, pero también presencia y comprensión. El comportamiento de tus padres era ambivalente, estaban emocionalmente pero no estaban. Era difícil confiar en una estabilidad. Te mudaste o cambiaste de ritmo en tu hogar por diferentes razones, tus padres no te explicaron mucho de lo que estaba sucediendo y te sentías confundida. Ahora eres te gusta saber con anticipación los planes, no te agradan las sorpresas. Prefieres saber qué va a pasar para evitar dolor en la medida de lo posible y prepararte para antes de que te lastimen. Esto crea ansiedad, angustia, dificultad para relajarse, dificultad para descansar, culpa por descansar o hacer actividades de ocio y también dificultad npara confiar en los demás
F
Te alejas de interacciones sociales para protegerte de posibles daños o rechazo. Evitas situaciones sociales en las que haya personas que no conoces o aquellas que conoces que "pueden" lastimar o criticar. La duda de quién podría lastimarte siempre está latente, en todos lados y con todos. Tienes pensamientos constantes de que la gente te ve, te crítica, te juzga. Esto te inquieta y prefieres no exponerte a situaciones que te incomoden socialmente. Esto provoca soledad y dificultad para formar
relaciones saludables.
RESULTADOS
A Reprimes emociones.
B Complaces a todos
C Buscas la perfeccion
D Te culpas de todo
E Estás siempre vigilante y a la expectativa
F Te aíslas de los demás
Recuerda que las heridas de la infancia no necesariamente tienen que ser, por ejemplo, actos graves de violencia intrafamiliar, alcoholismo, abandono de algún padre, algún fallecimiento doloroso o humillaciones constantes. Cualquier experiencia durante tu infancia puede haberte marcado con una herida.
Y eso no es malo. Las heridas son parte de nuestra personalidad y nuestra historia. El objetivo de reconocerlas es saber identificar desde dónde actuamos y tomar decisiones con la cabeza fría y no desde nuestras heridas.
Está en ti si una herida te fortalece, te engrandece, te duele, te supura, te invalida, te incapacita o te inmoviliza.
Recuerda que este test NO es válido como ningún tipo de diagnóstico ni evaluación. Si necesitas apoyo para dialogar esto con un profesional, no dudes en acercarte a uno para profundizar en el dolor y poder madurar emocionalmente.
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